Para una persona que vive de un salario, la compra de una casa propia, podría ser el proyecto personal o familiar más grande que realice en toda su vida.
Las motivaciones para arriesgarnos en una aventura de tal responsabilidad son muchas. Por el lado emocional nos mueve el sueño de encontrar una casa ideal y convertirla en un hogar cálido para la familia, con la ilusión de darle nuestro toque personal y tener nuestro propio rincón en el mundo.
En la parte racional, normalmente nos motiva la idea de que estamos haciendo una buena inversión. Compramos la propiedad a un valor determinado hoy y dentro de 20 o 30 años que terminemos de pagar el crédito, esa propiedad tendrá un valor mucho mayor. Esa promesa la conocemos como plusvalía y su validez es culturalmente irrefutable. Hoy venimos a contarte que más allá de las creencias, a nivel financiero puede ser una expectativa peligrosa.
La ilusión de comprar esa casa soñada y ganar plusvalía son el combo perfecto para que personas de todo el país firmen todos los días contratos de hipoteca sin hacer antes un análisis profundo, que permita justificar numéricamente el sacrificio de los siguientes 20 o 30 años de pago de cuotas e intereses. Si así se ha hecho siempre, ¿qué podría estar mal?
Irónicamente la seguridad que nos dan las creencias culturales nos impide cuestionarlas. Por eso nos encontramos con paradigmas obsoletos, como la plusvalía, que desde nuestro punto de vista es una promesa que en muchas ocasiones no llega a cumplirse. Aunque suene duro escucharlo, preferimos ser los que te lo decimos hoy, antes que lo tengas que aprender por tu propia experiencia dentro de 30 años.
El Mito de la Plusvalía
Te explicamos nuestro argumento. La plusvalía existe, claro que sí, y es un beneficio presente en muchas inversiones de bienes inmuebles. No es el concepto lo que está equivocado. Lo que pasa es que para que el resultado esperado se dé, la PLUSVALÍA debe ser mayor a la INFLACIÓN. Y esa condición muchas veces no se cumple.
Vamos a explicarte con detalle lo que quiere decir eso:
Qué es la Plusvalía
La plusvalía se da cuando un bien (como la casa o apartamento que vas a comprar) aumenta su valor o precio de mercado con el tiempo.
Eso es, por ejemplo un condominio que hoy compramos hoy por $200.000 y dentro de 10 años nos damos cuenta que podemos venderlo en $600.000. Hasta ahí suena muy bien, pero cambia la perspectiva cuando le agregamos el efecto de la inflación.
Qué es la inflación
La inflación es un efecto de la economía que mide la pérdida del poder adquisitivo. ¿Has experimentado que con el mismo dinero ya no te alcanza para comprar lo mismo que antes? Eso es inflación. El mismo monto de dinero con el que podemos comprar algo hoy, dentro de 10 años ya no nos rendirá igual. El dinero pierde valor en el tiempo. Como cuando escuchamos a los abuelos contar todo lo que podían hacer con 10 colones en su tiempo, y nos damos cuenta que hoy con 10 colones no podemos comprar absolutamente nada.
Un ejemplo de falsa plusvalía en los 80s
Entre los años 1980 y 2000, la inflación promedio anual en Costa Rica fue de 20.85%. Eso significa, que si propiedad comprada en 1980 llegó a valer en 1981 un 20.85% más de su valor original, realmente en ese año no tuvo plusvalía, pues el aumento de su valor fue igual a la inflación.
Supongamos que los abuelos de un amigo compraron una casa en Costa Rica de 100.000.000 de colones (cien millones de colones que son aproximadamente $147,000 de hoy junio de 2022) en 1980 y la vendieron 20 años después en 4.415.024.265 (cuatro mil cuatrocientos veinticuatro millones de colones que son aproximadamente $6,500,000 de hoy junio de 2022). A simple vista la plusvalía fue enorme. Fue una inversión, en apariencia, maravillosa. Sin embargo, si se analiza numéricamente, el crecimiento en el valor de esa propiedad si fuera que se vende en los 4 mil millones (en la práctica, algo muy difícil) fue igual a los 20.85% promedio anual que tuvo la inflación. Dicho de otra manera, lo que se podía comprar en 1980 con cien millones de colones, sigue siendo igual que lo que se podía comprar 20 años después con cuatro mil cuatrocientos veinticinco millones. Ahí es donde los números pueden resultar engañosos.
Un ejemplo de falsa plusvalía a partir del año 2000
Alguien podría comentar que esa década de 1980 fue muy dura económicamente para nuestro país, y restarle credibilidad al punto que queremos mostrar. Por eso vamos a explicar un segundo ejemplo. Esta vez nos remontamos al período entre el 2000 y el 2020, con una inflación menos pronunciada, donde nuevamente, confirmamos nuestra hipótesis. Supongamos que los papás de una conocida compraron una casa en Costa Rica de 100.000.000 de colones (cien millones de colones) en 2000 y la vendieron 20 años después en casi 4 veces su valor original 382,725,192 (trecientos ochenta y dos millones de colones). A simple vista se ganó bastante por plusvalía. Fue una inversión que en apariencia, fue ganadora y rentable. Sin embargo, el crecimiento en el valor de esa propiedad, incluso con ese valor de venta de 382 millones (poco probable) no tuvo plusvalía real. ¿Por qué? El aumento en el valor de la propiedad, fue igual a los 7.06% promedio anual que tuvo la inflación. De nuevo, lo que se podía comprar con cien millones de colones en el 2000, sigue siendo igual que lo que se podía comprar 20 años después, con trescientos ochenta y dos millones.
Hasta aquí, hemos mostrado como en décadas distintas, podemos comprobar que la plusvalía es una promesa que puede y es muy probable que no se cumpla. Queremos aclarar que no hemos incluido en el ejercicio otros factores cómo los costos de mantenimiento de la propiedad, o el aumento en las tasas de interés del crédito… que financieramente, convertirían esta inversión, aparentemente “tablas”, en pérdida para el patrimonio personal.
La clave es aprender a invertir
Entonces, ¿es un mal negocio comprar una propiedad? No necesariamente, pero tenés que aprender a hacerlo, y la plusvalía no debe ser tu criterio final para tomar la decisión, porque además de lo explicado anteriormente, supone una serie de supuestos que no controlas.
Es increíble, pero casi nadie cuenta con educación financiera para tomar decisiones informadas y rentables. Las malas inversiones se pagan al final con horas de vida. Es injusto dedicar una vida de sacrificio para ganar una cantidad de dinero en inversiones que pierden valor. El sacrificio de nuestros abuelos y padres, se hubiera visto recompensado con creces, de haber tenido unas bases de educación financiera adecuadas. Esa es nuestra misión, educar a las personas para que aprendan a usar su dinero, y vivan las cosas importantes de la vida, sin ser esclavos de las deudas. Nuestro sueño es ofrecer la información para que las personas lleguen a alcanzar su libertad financiera.
Siempre decimos que ¨si crees que la educación es cara… Imagínate lo caro de no tener esa educación¨.
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